sábado, 8 de diciembre de 2012

Mi mama me mima

Los baños de Tiber, de Ramón Gaya

El  lenguaje además de significar, comunicar, expresar... también suena. La poesía es, por excelencia, el arte que se ocupa de que una frase nos haga levantar los ojos del libro disfrutando el ritmo, el sentido, la expresión y también el sonido de las palabras, pero hoy quiero llamar la atención sobre esos escritores que aunque escriben en prosa, producen frases perfectas en las que el sonido de las sílabas imita su significado.

"...Bajo la bóveda de la estación y el estrépito de los expresos...", dice Antonio Muñoz Molina en Beltenebros y parece que con esa colección de "eses" y "tes" traiga a nuestra memoria el fragor del tren cuando llega o sale de la estación.

"Todavía tenía en sus oídos el retumbar de los truenos en la tormenta de la tarde". Al leer esta espléndida frase parecen sonar en torno los truenos retumbando y atronando entre las nubes. Pertenece a una novela de Manuel de Lope que les recomiendo, Bella en las tinieblas. 

 "Siempre con su cloqueante cacareo de gallina clueca", de Gabriel García Marquez en Cien años de soledad. Genial, ¿no les parece? La propia frase con sus "ces" y sus "clos" imita el sonido que producen las gallinas.

Esta figura retórica se llama aliteración y sí, también es una aliteración el "Mi mama me mima" que aprendimos de pequeños. Hay un genio oculto en cada uno de nosotros.


Los ejemplos están tomados del libro Defensa apasionada del idioma español, de Alex Grijelmo.




2 comentarios:

  1. Efectívamente la aliteración ya la usaban los escritores latinos con notable éxito. Uno de los problemas es que al traducir de cualquier lengua es difícil conservar esa musicalidad.

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    1. Cierto, Juan, tiene que ser una tortura para los traductores (¿traditores?).

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