lunes, 29 de julio de 2013

Con la que está cayendo

Conceptio Artis, de Akseli Gallen-Kallela

A veces pienso en los millones de turistas que nos visitan y en cuánto se tienen que extrañar, los que sepan algo de español, de que nos pasemos el día diciendo "con la que está cayendo" y ellos no vean que llueve, ni graniza, ni cae nada de ningún sitio. Hay muchas frases que sólo se entienden dentro de un contexto (otra sería "abrir el grifo"), y conocer un idioma no significa que uno conozca ese contexto.

Los idiomas tienen un pasado y un presente, tanto histórico como social o político. Para saber a qué aludimos cuando decimos "con la que está cayendo" hay que saber que España lleva cinco años de crisis, que tiene un 27% de paro, que se han llevado a cabo serios ajustes presupuestarios en Sanidad y Educación -por mencionar solo dos de las áreas más importantes- y que estamos inmersos en unos procesos judiciales en los que afloran casos de corrupción que nos dejan más decepcionados que cuando nos enteramos de que no existían los Reyes Magos. Todo eso y mucho más queremos decir con esas cinco palabras. ¿Cómo podría un visitante que no forma parte de ese contexto entenderlo?

Quizás habría que elaborar un pequeño (o no tan pequeño) diccionario para dejar en los hoteles que explicara a los turistas expresiones como la que hemos mencionado. O quizás es mejor que sigan en la bendita ignorancia.

jueves, 25 de julio de 2013

Esas lenguas que no cesan de deteriorarse

Karelian Mother, de Akseli Gallen-Kallela

He aquí un hombre que no creía en el progreso o que creía que el progreso no conducía necesariamente a algo mejor.

"Nadie ignora que las lenguas, sobre todo desde el punto de vista gramatical, son tanto más perfectas cuanto más antiguas, y que no cesan gradualmente de deteriorarse, desde el elevado sánscrito hasta la baja jerga inglesa, ese vestido del pensamiento, compuesto de jirones de telas heterogéneas, cosidas con arbitrariedad. Esta degradación, lentamente efectuada, es un serio argumento contra las teorías, tan caras a nuestros sonrientes y fríos optimistas, que hablan del "progreso constante de la humanidad hacia lo mejor"*.

Otro día les contaré lo que piensa del francés, porque tiene tela (continuando con su metáfora).

* Schopenhauer, Arthur : Sobre el lenguaje y las palabras

martes, 23 de julio de 2013

Nos dejaron las palabras

Niño con Grajo, de Akseli Gallen-Kallela

"¡Qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos...! Éstos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas... Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de la barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas luminosas que se quedaron aquí resplandeciendo... El idioma... Se lo llevaron todo y nos dejaron todo... Nos dejaron las palabras".

Pablo Neruda, Confieso que he vivido.

domingo, 21 de julio de 2013

Unos brazos blanduzcos

Don Pedro's, de Rod Penner

"Debería estarle a uno permitido extraer de las palabras antiguas, como los herboristas y biólogos que obtienen de las especies clásicas, cruzándolas, híbridos nuevos, palabras nuevas. Había uno logrado un par de ellas, que sin embargo no han tenido la menor fortuna, y el paladar de las gentes las ha rechazado cuando ni siquiera habían llegado a su alcance, quizá. Sueños de soñabundo, híbrido de soñador y vagabundo, si acaso las dos no expresan lo mismo. Griste (para evitar la tautología de gris y triste) y celec (correo electrónico). Hoy ha sido esta: blanduzco, obtenida al observar los brazos desnudos de cierta pianista, demasiado pálida y demasiado blanda, aunque lo cierto es que atacaba con ímpetu una sonata de Brahms, que se cobraba en sus pálidas y fláccidas carnes un tributo en cada acometida, dejándoselas trémulas.

Por otro lado cada palabra debería llevar dentro de sí, como si del ADN ortográfico se tratase, algo que indicara su origen o su representación, la sustancia primigenia de donde procede o el fin al que se dirige, como en la ese de la palabra insidia todo el mundo puede ver y aun oír, deslizándose entre la hojarasca seca, medio ocultándose en ella, la sierpe con su ponzoña."

Trapiello, Andrés: Troppo Vero.

jueves, 18 de julio de 2013

Apenas él le amalaba el noema...

Allsup's, de Rod Penner

"Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer una fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hugalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de la mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balparamar, perlinos y márulos. Templaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias".

Una tercera parte de las palabras de esta cita no existen, las inventó Julio Cortazar; pero seguro que tanto ustedes como yo pensamos que lo que relata el texto es un apasionado encuentro amoroso. Curioso, ¿verdad?

Julio Cortazar. Rayuela.

martes, 16 de julio de 2013

Jaqueca y migraña


El Grito, de Edward Munch

A veces, mejor dicho a menudo, a una le duele la cabeza. Me levanto de la cama espesa y nublada, me muevo despacio y lo único que puedo pensar es "cómo diablos puede doler tanto una cabeza". Deambulo por la casa como un zombi esperando a que escampe dentro de mi cerebro y que, poco a poco, las ideas y los pensamientos vayan encontrando su sitio. Es como si todo en la cabeza se hubiera desordenado y se pegara contra las paredes. No poder pensar no es tan bueno como creemos cuando algo nos obsesiona.

En uno de esos días, solo se me podía ocurrir un post que indagara de dónde vienen las palabras que dan nombre a ese dolor. Así descubrí que ‘jaqueca’ viene del árabe shaqiqa, donde significa ‘mitad’, haciendo alusión a ese característico dolor que abarca medio lado de la cabeza.

Otro tanto indica su nombre griego hemicránea (hay unas conocidas pastillas para el dolor de cabeza que se llaman ‘Hemicraneal’) de hemi, ‘medio’ (hemisferio, hemiplejía) y cráneo, y de aquí es de donde procede nuestra palabra 'migraña'.

Jaqueca y migraña, tan distintas y tan iguales, vienen a significar lo mismo procedentes de dos caminos diferentes, la primera del árabe, la segunda del griego. Ya me voy sintiendo mejor.


domingo, 14 de julio de 2013

En cuanto a la segunda pregunta... ya... tal

Autorretrato, de Edward Munch

Una de las funciones del lenguaje es no decir nada. Sí, como lo oyen, enhebrar palabras que suenen más o menos coherentes pero que no transmitan ninguna información. A que les suena esta conversación:

- ¿Dónde has estado?
- Por ahí.
- Ya, pero por ahí, ¿por dónde?
- Pues por ahí, yo qué sé...
- Y... ¿con quién?
- Con los amigos.
- ¿Qué amigos?
- Los de siempre.

El padre o la madre interrogan y el adolescente se dejaría matar antes de facilitar la más mínima información al policía en que se ha convertido su progenitor.

Pero no sólo los adolescentes son unos artistas a la hora de no decir nada, algunos políticos son unos auténticos expertos en el arte de formar oraciones sin que sepamos qué diablos quieren decir. Veamos esta parrafada escuchada en la radio: "En base a la descontextualización de la campaña electoral, evidentemente, realmente, digamos, un colectivo de personas no debe aceptar la marginalización de debates muy intensos y absolutamente clarificadores a nivel estatal". ¿Ustedes creen que si el que habla pretendiera ser entendido, o bien supiera lo que quiere decir, diría eso? Yo creo que no.

Se supone que el lenguaje está hecho para que nos entendamos, pero en ocasiones uno no quiere comunicar nada porque no le conviene o bien no puede responder sin que eso le cause un gran perjuicio y entonces nos podemos encontrar con respuestas tan insólitas como: "En cuanto a la segunda pregunta... ya... tal", pronunciada por un presidente de Gobierno. ¿Mande?

Divertido es, la verdad, y lo cierto es que el contexto político y social comunica lo que no transmiten las palabras, pero dado que hemos convenido en entendernos con ellas, deberíamos ser merecedores de que nos expliquen las cosas... con palabras.



jueves, 11 de julio de 2013

Pero no son tropiezos...

Retrato de un campesino, de Cezanne


"Delicadeza, azarbes, alcándara, percocero, vida opaca, regatón, premideras..., voy anotando en un papel todas estas palabras encontradas al paso en las Confesiones de un pequeño filósofo. De muchas de ellas he de buscar el significado en el diccionario; de alguna, correchero, no lo encuentro. Pero no son tropiezos, al contrario, sino reencuentros con seres vivos que él hubiera devuelto a la realidad. Parecen llegar desde el sosegado alambique de una vida que espera, oculta, la nueva primavera, y de ese modo las tres horas que se ha llevado su lectura es como si, cerrados los ojos, hubiésemos aspirado de esa rosa un perfume finísimo que creíamos extinguido y que nos llega más adentro cuanto más hondo brota".

Trapiello, Andrés: Las inclemencias del tiempo.


martes, 9 de julio de 2013

Todos los colores del rojo

Soft Eyes, de Joseph Lorusso

Lo lógico sería que los nombres de los colores formaran un conjunto cerrado dentro de una lengua, que blanco, negro, amarillo, rosa, rojo, azul, verde o morado procedieran del latín todos ellos, pero he aquí que en castellano, el conjunto semántico que contiene los nombres de los colores es más bien un ejemplo de la cantidad de influencias que ha sufrido nuestra lengua.

Blanco procede del germánico aunque el latín tenía dos palabras para este color: una 'albus' de donde el alba y álbum (que era una pizarra blanca donde los romanos escribían los edictos) y otra 'candidus' (de donde procede la identificación del blanco con la inocencia). De la palabra griega para blanco, que era 'leukos', procede leucocitos, glóbulos blancos y también canas, pelo blanco.

Negro y verde vienen del latín, azul del sánscrito a través del persa y el árabe, y marrón del francés donde significa 'castaña', sus famosos 'marrons glacés'. Amarillo, probablemente venga de amarus, 'amargo' en latín, por el color de la piel cuando se padece ictericia. 

El color rojo tiene diversas variantes: rojo viene del latín 'russeus', pero carmesí procede del árabe, bermejo del latín 'vermículus', colorado, en un principio quería decir simplemente 'coloreado' pero después se identificó con el rojo y encarnado toma su nombre de la misma raíz que carne en alusión a su color rojo. El latín todavía tenía otra palabra para rojo, 'rubeus', que es de donde viene rubor, el nombre de la piedra preciosa de color rojo rubí, y el nombre de la rubéola, que es una enfermedad que cursa con una erupción de color rosáceo.



viernes, 5 de julio de 2013

¡Tóo p'alante!

El Torero, de Bernardo Torrens

En una de mis incursiones en la biblioteca, ese espacio público donde se puede uno bajar libros de las estanterías sin que nadie le acuse de estar robando derechos de autor, he encontrado un libro tan interesante como su autor; se titula Cinco mil años de palabras y está escrito por Carlos Prieto, ingeniero, violonchelista, escritor, investigador, diplomático y académico mexicano, es decir, lo que llamaríamos "un hombre del Renacimiento".

En este libro se cuenta el siguiente suceso, aunque la cita está tomada de otro autor, amigo de la familia:

"Alfonso Reyes escribió la siguiente anécdota, cuyos protagonistas fuimos mi padre, mi hermano Juan Luis y yo:

Don Carlos Prieto, de la Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, hispanomexicano, descendiente de españoles, decidió ir de vacaciones a España llevando a sus hijos para que conocieran la tierra de sus abuelos y apreciaran lo que era el habla auténtica española.
Entraron en auto por San Sebastián.
-Aquí no hagáis caso de lo que se habla -les previno-. Ésta es ciudad de turismo y, además, los vascongados de la región enturbian un poco el castellano. Pero mucho ojo, o mejor oído, cuando lleguemos a Valladolid, que es a España lo que Tours es a Francia.
Al pasar por Valladolid, don Carlos detuvo su automóvil y le preguntó a un guardia:
-¿Me hace usted el favor de decirme por dónde se toma la carretera para Madrid?
Y el guardia le contestó:
-¡Tóo p'alante!
Y don Carlos, volviéndose a sus muchachos:
-Hijos míos, seguid hablando el castellano que se habla en México."

Para mi que debían de haberse quedado en San Sebastián porque a pesar de todas las interferencias vascas y a pesar de haber sido una ciudad afrancesada, es claro y notorio que en Donosti se habla uno de los mejores castellanos de toda España. Y por supuesto, mucho mejor que el que se habla en Bilbao.

Prieto, Carlos: Cinco mil años de palabras

martes, 2 de julio de 2013

De cómo uno habla en la lengua que le amamantó

El cambista y su mujer, de Marinus Van Reymerswaele

"Y a lo que decís, señor, que vuestro hijo no estima mucho la poesía de romance, doime a entender que no anda muy acertado en ello, y la razón es ésta: el grande Homero no escribió en latín, porque era griego, ni Virgilio no escribió en griego, porque era latino. En resolución, todos los poetas antiguos escribieron en la lengua que mamaron en la leche, y no fueron a buscar las extranjeras para declarar la alteza de sus conceptos; y siendo esto así, razón sería que se extendiese esta costumbre por todas las naciones, y que no se desestimase al poeta alemán porque escribe en su lengua, ni el castellano, ni aun el vizcaíno, que escribe en la suya".

Miguel de Cervantes: El Quijote, II parte.