domingo, 21 de julio de 2013

Unos brazos blanduzcos

Don Pedro's, de Rod Penner

"Debería estarle a uno permitido extraer de las palabras antiguas, como los herboristas y biólogos que obtienen de las especies clásicas, cruzándolas, híbridos nuevos, palabras nuevas. Había uno logrado un par de ellas, que sin embargo no han tenido la menor fortuna, y el paladar de las gentes las ha rechazado cuando ni siquiera habían llegado a su alcance, quizá. Sueños de soñabundo, híbrido de soñador y vagabundo, si acaso las dos no expresan lo mismo. Griste (para evitar la tautología de gris y triste) y celec (correo electrónico). Hoy ha sido esta: blanduzco, obtenida al observar los brazos desnudos de cierta pianista, demasiado pálida y demasiado blanda, aunque lo cierto es que atacaba con ímpetu una sonata de Brahms, que se cobraba en sus pálidas y fláccidas carnes un tributo en cada acometida, dejándoselas trémulas.

Por otro lado cada palabra debería llevar dentro de sí, como si del ADN ortográfico se tratase, algo que indicara su origen o su representación, la sustancia primigenia de donde procede o el fin al que se dirige, como en la ese de la palabra insidia todo el mundo puede ver y aun oír, deslizándose entre la hojarasca seca, medio ocultándose en ella, la sierpe con su ponzoña."

Trapiello, Andrés: Troppo Vero.

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