jueves, 29 de mayo de 2014

Glamour

Female College Student, de Zhao Youpin

Algunas palabras recorren un largo viaje antes de llegar a un país en el que quedarse. No puedo hoy dejar de pensar en la similitud (solo literal) con el viaje de los inmigrantes que estos días han saltado la valla de Melilla dejándose algunos jirones de piel en las dichosas concertinas.

Pero yo les quería hablar de glamour, cualquiera pensaría que esta palabra nos llegó directamente de París porque ¿se les ocurre una palabra más francesa? Pero no, glamour partió de Grecia, como tantas otras palabras de nuestro idioma, y siguiendo con su extraño periplo, viajó a Inglaterra, en lugar de a Roma, y de allí a Francia, donde pasó un largo tiempo antes de llegar a nuestro país.

Por el camino cambió completamente, salió siendo grammar, 'gramática' y en Inglaterra pasó a ser glamour, significando "un hechizo mágico u oculto que afectaba la percepción visual de una persona, mostrando los objetos percibidos de una manera diferente de la real y presentándolos de una manera atractiva, magnífica o glorificada"*. Según la RAE el significado hoy es 'encanto sensual que fascina' y se puede escribir también glamur,  aunque resulta mucho menos glamouroso.


* Wikipedia, en el término "Glamour".

lunes, 26 de mayo de 2014

El sorpasso

The Barricade, de George Wesley Bellows

Al hilo de las elecciones celebradas ayer, oí en algunos comentarios mencionar la palabra sorpaso. En un primer momento pensé que había oído mal y que querrían decir zarpazo, refiriéndose a los malos resultados que PP y PSOE habían obtenido, algo así como si IU o Podemos les hubieran dado un zarpazo en los votos obtenidos, pero no, Pepa Bueno repitió muy claramente sorpaso, lo que esta mañana me ha llevado a lanzarme al diccionario para saber qué quiere decir la dichosa palabra, que como segundo significado a mí me sonaba a paso de baile.

El RAE no la recoge y tampoco el Diccionario panhispánico de dudas ni el María Moliner. Recurro a mi admirado Corominas donde a partir de repaso, traspaso, etc. pienso que bien podía existir un sorpaso que con el prefijo sor significara 'pasar por encima'. Pues bien, nada como la red, en ella encuentro que sorpasso es un término italiano que significa 'adelantamiento' y que, según algunas fuentes, fue importado al vocabulario político por Julio Anguita.

Para que luego nos metamos con los políticos, que si hablan muy mal, que si asesinan el lenguaje... De momento, vamos a dejarles tranquilos que bastante tienen con el resultado de las elecciones.

viernes, 23 de mayo de 2014

Madre no hay más que una

Saliendo del mar, de Joaquín Sorolla

En alguna ocasión hemos hablado del sexismo en el lenguaje, de cómo unos términos son positivos si se refieren al varón y negativos si se refieren a la mujer, un ejemplo muy claro es zorro, si se aplica al hombre significa, 'inteligente, cauto, avispado' y en su acepción femenina, zorra, viene a significar  'prostituta'.

Hoy quiero recoger un término claramente positivo en su acepción femenina con mucho más significado y significados que su equivalente masculino. Me refiero a madre. La propia lengua que uno habla, aquella con la que aprendió a hablar, es la lengua materna, aunque la haya aprendido de su madre y de su padre. Si alguien ha sido muy bueno con nosotros decimos que "fue como una madre para mí". Para designar una gran acometida bélica, Sadam Hussein habló de la madre de todas las batallas y es que la palabra utilizada en árabe, además de madre significa 'fuente, origen, prototipo'.

Uno puede estar enmadrado o desmadrarse, tener madrina, madrastra o madre de leche, instinto maternal o vocación de matrona. La madre patria es el nombre sentimental que damos al lugar donde hemos nacido y metrópolis, es la 'ciudad madre'. Los derivados o nombres compuestos son numerosos.  El de madre es un concepto tan importante que resulta lógico que se use en todo tipo de metáforas y, por cierto, ¿quién no recuerda el famoso chiste de Jaimito "Madre no hay más que una"?


lunes, 19 de mayo de 2014

Patente de corso

Autum: Banks of the Seine near Bougival, de Alfred Sisley

Patente de corso, además de ser el nombre del blog de Arturo Pérez-Reverte, es una expresión que viene a significar algo así como que uno tiene permiso para hacer lo que le venga en gana, incluso aunque vaya contra la ley.

Una, en su arrogante ignorancia, siempre ha pensado que esta expresión procedía de algún tipo de favor concedido por un poderoso rey a los corsos, pero he aquí que ese 'corso' no se refiere a los habitantes de Córcega, sino que alude al latín cursus, 'carrera' y consistía en un documento que permitía a aquel propietario de navío que lo detentaba atacar barcos y poblaciones de países enemigos. Le convenía al señor que facilitaba este permiso porque automáticamente convertía a ese capitán de navío en una especie de franquiciado de su país que defendía sus intereses.

Curioso, ¿verdad?


miércoles, 14 de mayo de 2014

Construiría uno su vida en haikus

Spring Dance, de Nancy Guzik

"Construiría uno su vida a partir de ahora con frases cortas, como en primeros planos, en haikus. La gota de rocío apresada en la tela de araña del rosal, el polvo que quita cualquier destello a la botella de vino, los panes saliendo del horno con un manto de ceniza, como reyes, la almohada fría acogiendo los sueños, el musgo tejido de terciopelo. Pensamos con sustantivos y con verbos y muy pocos adjetivos, convertidos a menudo también en sustantivos. Y así vivir pobres, tan ricamente, que diría alguno de esos personajes elementales de Galdós".


Andrés Trapiello: La manía

lunes, 12 de mayo de 2014

El valor de la palabra

Armistice Night, de George Luks


Este blog trata sobre todo de palabras, de cómo se combinan las palabras, de por qué tomamos préstamos de otros idiomas o de cuál es la etimología de determinado término. Pero curiosamente no he tratado todavía de cómo se refleja la importancia de la palabra dada en nuestra sociedad.

Ser un hombre de palabra se dice del que es honesto, del que es responsable con lo que dice, de aquel en quien se puede confiar porque hará lo que ha dicho que iba a hacer. Es prácticamente lo mismo que cuando alguien da su palabra y también significa otro tanto la expresión palabra de honor. Respondemos con nuestra honorabilidad de que cumpliremos lo que hemos prometido, "te devolveré el préstamo, palabra de honor".

Retirarle a alguien la palabra o no dirigirle la palabra es el peor desprecio que se puede hacer, es señal de enfado absoluto. Si queremos ofrecer consuelo al abatido le damos una palabra de aliento y si queremos zanjar una discusión o dar por definida nuestra postura, decimos la última palabra.

Y para hacer ver que las palabras, al contrario de lo dicho anteriormente, son para algunos muy fáciles de pronunciar, está la expresión las palabras se las lleva el viento, y yo diría que sí, cierto, las palabras se las lleva el viento pero en ese caso la desconfianza permanece.


viernes, 9 de mayo de 2014

La lengua

Jeune fille pensative au feuillage, de Aristide Maillol

Mireia llegó al instituto con la lengua fuera, se había entretenido con Iván dándole a la sin hueso y ahora no le quedaba más remedio que recuperar el tiempo perdido. Iván le había tirado de la lengua para que le contara cualquier cosa acerca de Amaya, estaba loco por ella y no sabía cómo acercarse. Iván era  de natural extrovertido pero cuando estaba con Amaya se le comía la lengua el gato, o iniciaba una conversación a trompicones, con una lengua de trapo más propia de un niño de tres años que de un chaval de 17.

Mireia tendría que morderse la lengua una vez más para no contar a su amiga estas confidencias. Amaya era guapa, divertida, inteligente... pero si veía un flanco abierto, su lengua viperina se introducía por él y no dejaba títere con cabeza. La última vez que Mireia se fue de la lengua se arrepintió amargamente, sus palabras fueron tergiversadas, le acusaron de tener la lengua demasiado larga y se prometió a sí misma que nunca más. Pero guardar un secreto tan jugoso era superior a sus fuerzas. Pobre Iván.

viernes, 2 de mayo de 2014

La división del tiempo

A Summer Girl, de Robert Reid

La indagación acerca del origen de la palabra para designar al 20, me llevó a averiguar por qué el tiempo se divide en torno al número 60, lo cual siempre me ha desconcertado y parecido un tanto extraño ¿Por qué 60 minutos y 60 segundos? ¿Por qué no 100, que hubiera sido lo lógico?

Esta enigmática base procede de los sumerios (que a su vez la habían heredado de los babilonios), quienes agrupaban los seres y las cosas en múltiplos o potencias de 60. Y desde entonces ha sido nuestra forma de medir el tiempo, los arcos y los ángulos. 

Los babilonios dividían el día en 12 horas, horas, por tanto, dobles que las nuestras, 6 horas de día y 6 horas de noche. Los inventores del día de 24 horas fueron los egipcios y esta norma fue copiada por Grecia y Roma y, finalmente, se impuso en todo el mundo, o sea que, de no haber sido así, el jet lag aparte de ser una tremenda incomodidad, habría sido un follón de calendario.

La semana tenía 7 días para los babilonios, quizás por las cuatro fases de la luna, cada una de 7 días de duración, o por su creencia en lo sagrado del número 7, a su vez derivado de los 7 planetas que entonces se conocían. La creación del mundo en 7 días, según la Biblia, también se remonta, probablemente, a las creencias babilónicas.

Ahora ustedes deciden qué número les parece más mágico para jugar a la lotería.