viernes, 27 de junio de 2014

El niño que surgió del frío

Balalaika Player, de Nikolay Bogdanov-Belsky

Durante cinco años, nuestra casa tenía un miembro más en verano: Iván. Era un niño delgadito, rubio y de grandísimos ojos azules que venía de Chernóbil. El primer verano tenía 8 años y era una guindilla con ojos. Cuando llegó no sabía una palabra de castellano y nos entendíamos por señas. Teniendo en cuenta lo listo que resultó ser, no sé yo si no habría aprendido castellano en los dos primeros días y el resto del tiempo no se dedicaría a pasárselo pipa viéndonos hacer más gestos que un mimo.

Iván nos dejó muchas cosas y entre ellas sus propios giros del lenguaje, expresiones tan suyas que dejábamos de corregírselas porque nos gustaban mucho. Tanto es así que todavía hoy, cuando con este son ya tres los veranos que ha dejado de venir, en casa decimos ¿es qué es?, por ¿esto qué es?, ¿nónde tú?, para preguntar dónde estabas o dónde habías estado. La 'f' le resultaba imposible de pronunciar según entre qué letras y siempre decía ¿qué hafes?, cosa que en casa repetimos así de incorrectamente.

El que fue su último verano con nosotros se puso muy enfermo y ya no ha podido volver a viajar, pero seguimos hablando con él por Skype, por teléfono, chateamos, nos escribimos y siempre está con nosotros cada vez que maltratamos el idioma o, mejor dicho, lo hacemos nuestro con expresiones que inventó Ivan. Va por ti, Marchenko, de Gemaska.


2 comentarios:

  1. uyyy, qué bonito homenaje. Yo vengo de despedir hoy a una profe americana de español que ha estado en mi casa y que por cierto habla muy bien y tiene un vocabulario más rico que la mayoría de nosotros y se ha llevado en la maleta un montón de palabras asturianas. Por cierto, ayer fuimos a ver "Ocho apellidos vascos" y nos encanto, para lo que es, una peli que destaca los estereotipos del pueblo vasco y andaluz, para echarse unas risas, sin pretensiones, como tiene que ser la mayoría de las veces el cine. Un beso Gemma

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    1. La película es un auténtico hallazgo. A mí me encantó y además me reí como hacía tiempo que no me reía en el cine. Está muy bien que nos podamos reír de los estereotipos y también que aquí, en el País Vasco, haya sido tan bien acogida.
      Seguro que has aprendido un montón al tener a esa profe americana en casa, ver a los extranjeros hablando tu idioma materno siempre ayuda a reflexionar sobre él como desde fuera. Un abrazo, Bea. Y gracias.

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