miércoles, 26 de noviembre de 2014

¿Quién dijo que no existían los sinónimos?

Self-portrait, de Lucian Freud

"Soy psicoanalista. En otras palabras, lector de mentes y de símbolos. Algunas veces me llaman loquero, curandero, detective, abrepuertas, rebuscabasuras o simplemente charlatán de feria o farsante. Trabajo como un mecánico de coches, tumbado sobre la espalda, manejando las cosas de abajo, lo que hay bajo la historia: fantasías, deseos, mentiras, sueños, pesadillas..., el mundo debajo del mundo, las palabras verdaderas bajo las falsas. Me tomo en serio las cosas intangibles más extrañas; me meto en sitios donde el lenguaje no puede entrar, o donde se detiene -lo "indescriptible"-, y además lo hago a primera hora de la mañana."

Kureishi, Hanif: Algo que contarte

lunes, 24 de noviembre de 2014

Inmatriculación

La Lieuse, de Auguste Renoir

Inmatriculación: Acto por el que por primera vez se inscribe un bien en el Registro de la Propiedad.

Es palabra que no está en el Diccionario de la RAE, aunque gracias a ese acto la Mezquita de Córdoba, entre otras 4 500 propiedades, ha pasado a ser propiedad de la Iglesia española. A partir del acuerdo firmado entre el Estado español y la Santa Sede, este tipo de bienes no pagan impuestos y los rendimientos que se obtienen de su uso, por ejemplo, las visitas turísticas, son literalmente, dinero negro (dinero que no ha sido declarado a Hacienda) aunque no ilegal.

Es algo que la Iglesia hace porque puede, es decir, porque la ley se lo permite, pero a mí me suena a  Inmaculada Corrupción.


jueves, 20 de noviembre de 2014

El crudo vocabulario del barrio

La Cuirasse d'Or, de Kees Van Dongen

"Lila pasó a hablarme de su sexualidad en general. Para nosotras era algo por completo nuevo que abordáramos ese tema. La procacidad del ambiente del que proveníamos servía para agredir o defenderse pero, precisamente porque era la lengua de la violencia, no facilitaba sino que obstaculizaba las confidencia íntimas. Por eso sentí vergüenza, clavé la vista en el suelo cuando con el crudo vocabulario del barrio dijo que chingar nunca le había proporcionado el placer que de jovencita había esperado, al contrario, siempre había sentido poco o nada (...).

"Ante tanta claridad comprendí que no podía seguir callada, que debía hacerle notar mi afinidad, que debía reaccionar a sus confidencias con una confidencia similar. Pero la idea de tener que hablar de mí -el dialecto me disgustaba y, aunque pasara por ser autora de páginas escabrosas, el italiano que había aprendido me parecía demasiado precioso para la materia pegajosa de las experiencias sexuales- aumentó la incomodidad, me olvidé de que la suya era una confesión difícil, que cada palabra aunque vulgar se engarzaba en la extenuación que reflejaba su cara, en el temblor de sus manos, y fui al grano."

Ferrante, Elena: Las deudas del cuerpo

martes, 18 de noviembre de 2014

¿De dónde procede la palabra "arquitecto"?

Rachel Seated, de Adeline Goldminc-Tronzo

La palabra arquitecto procede del latín architectus y este a su vez del griego arkitekton. En griego el término estaba formado por otros dos: arki, que significa 'el primero, el principal' y tekton, 'artesano, carpintero, constructor', lo cual vendría a poder traducirse como 'el obrero más importante'.

Sin embargo, la etimología popular ha hecho derivar esta palabra de algo que, bien mirado, tendría su lógica, aunque no se acepte como científico. Algunas personas piensan que arquitecto significa y procede de arco y techo, por ser de enorme frecuencia e importancia en la tarea de estos profesionales levantar y mantener esos dos elementos constructivos.

¿Qué etimología les gusta más? Las dos son muy buenas, ¿verdad?

viernes, 14 de noviembre de 2014

Juguemos

Repose, de John Singer Sargent

Si están aquí es porque les gusta el lenguaje, así que les voy a retar a un juego. Yo les hago unas preguntas y ustedes se devanan los sesos y me envían las respuestas. Veamos:

1. ¿Cuál es la palabra más larga de solo dos sílabas?

2. ¿Enantiosemia es el nombre de una enfermedad o es una figura gramatical? 

3. Afinemos las raíces griegas de nuestro lenguaje: ¿qué es delito: la pederastia o la pedofilia? 

4. ¿Qué figura gramatical esconde la palabra reconocer?

5. ¿Cuál es la única palabra no monosilábica que tiene tantas letras como sílabas?

No vale consultar el diccionario ni Google. Espero las respuestas a través de un comentario y la primera persona que acierte habrá ganado un libro que le enviaré a la dirección que me facilite.
¡Suerte!

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Esa palabra me proporcionaba un momento de alegría

María con sombrero, de Joaquín Sorolla

"Había una palabra que para mí tenía una fuerza mágica. A veces, alguien la pronunciaba en las clases de filosofía (¡nunca en las clases prácticas o teóricas de psicología!). Esa palabra, de cuyo significado fui siendo consciente paso a paso, con lentitud, tenía algo penetrantemente verdadero, que me interpelaba antes incluso de que hubiera empezado a comprenderla a fondo. Pocas son las palabras capaces de ofrecernos un instante de felicidad. Esa palabra me proporcionaba un momento de alegría, tal vez parecido al sentimiento que debe de experimentar una persona aquejada de amnesia que ha logrado al fin extraer de la memoria el nombre del ser humano que le es más querido. Era la palabra "totalidad" (...).

"Sentía esa palabra con independencia del modo en que la presentara el profesor, ya la celebrase, ya se burlara de ella, o se lamentara de ella lastimosa y melancólicamente. La comprendía lo suficiente como para adivinar qué podía significar la pertenencia a la "totalidad", la sensación de que no estaba solo, de que no era un átomo que gira en el frío espacio, bajo la mirada de los instrumentos científicos, no era sólo un fragmento, una partícula microscópica aunque dotada de raciocinio e introspección, sexo e inteligencia, sino que existía -cerca, justo allí al lado-, la fecunda totalidad de la vida, a la que pertenecía, junto con mis contemporáneos, una totalidad que tal vez un día me sería dado abarcar".


Zagajewski, Adam: En la Belleza Ajena

lunes, 10 de noviembre de 2014

Diccionario de palabras olvidadas

Niño en Portici, de Mariano Fortuny

¿A quién se le podría ocurrir escribir un diccionario de palabras que ya no existen? ¿Y publicarlo? La editorial Paraninfo, que ha sido la osada en este caso, empieza el libro con una justificación: "Digamos, ante todo, que este primer esbozo de palabras olvidadas o de uso poco frecuente no tiene la menor pretensión de sentar cátedra. Tampoco su publicación ha movido al equipo editorial en terrenos de ambición comercial". Este último argumento creo que no tiene discusión posible, entonces, ¿cuál ha sido la razón? Pues bien, por una parte, los frecuentes desaguisados que se cometen con el idioma, y por otra, las numerosas consultas de lectores que preguntan por esta o aquella palabra.

Así, tras un tiempo en el que consideraron esta idea como demasiado audaz, llegó un momento en el que se decidió publicar este "Diccionario de palabras olvidadas o de uso poco frecuente", cuya autora es Elvira Muñoz. Y una vez aquí, ¿cómo decidir qué palabras están olvidadas? Pues bien, eligieron al azar 100 palabras supuestamente olvidadas (por ejemplo, gestatorio, desastrado, boquituerto, berrendo, quindenio, egreso...) e hicieron pacientes encuestas preguntando si conocían esos términos. Con el resultado se realizó una sorprendente selección de palabras. Hubo palabras que entraron y salieron, y otras que desde un primer momento tuvieron su puesto asegurado en este curioso diccionario.

Yo me quedo con una que me ha parecido que habría que rescatar del olvido: Juzgamundos: 'persona que murmura', sinónimos que se utilizan: murmurador y chismoso. Me quedo con juzgamundos sin dudarlo.


viernes, 7 de noviembre de 2014

La buena lengua

María Clotilde, de Joaquín Sorolla

"Se hablaba de todo, los intercambios eran a menudo violentos, tenía la impresión de que la buena lengua que tanto me había costado adquirir se había vuelto inadecuada. Demasiado cuidada, demasiado perfecta. Fíjate cómo se ha modificado el lenguaje de Mariarosa, pensaba, ha cortado con su educación, es una deslenguada. Ahora, la hermana de Pietro se expresaba peor que como nos expresábamos Lila y yo de jovencitas. No pronunciaba una sola frase sin aderezarla con la palabra "coño". "¿Dónde coño he puesto el encendedor, dónde coño están los cigarrillos?". Lila nunca había dejado de hablar así; ¿qué debía hacer yo, volver a ser como ella, regresar al punto de partida? ¿Para qué me había esforzado tanto?"

Ferrante, Elena: Las deudas del cuerpo


miércoles, 5 de noviembre de 2014

Braga y bragueta

Arcornoques, de Jesús M. Lazcano

La prenda interior femenina, cuyo empleo en plural es similar al de pantalones o calzoncillos, no fue siempre el nombre de una prenda usada por las mujeres. Esta palabra, que ya aparece en latín como braca, podría tener su origen en la voz *braqui o *bráccari, procedente del celta, donde era el nombre de una tribu que se asentó en el Sureste de Francia y en el Noreste de Italia.

Esta tribu era la única que usaba calzones de cuero, lo que hizo que fuera conocida por el nombre de la prenda, hasta el punto de que la palabra braghe en algunos dialectos del Norte de Italia todavía hoy sirve para referirse a los pantalones.

Como evolución casi esperada, esas bragas se reforzaron en la parte más delicada, refuerzo que recibió el nombre de bragueta, y que se aplicó a las armaduras, como se puede apreciar en toda la iconografía de la época, especialmente en los retratos de emperadores y nobles. Quizá debamos también a aquella tribu celta los nombres de las ciudades portuguesas Braga y Bragança, como señal casi indudable de su estancia por el noroeste de la Península ibérica.

Ya ven, un nombre con tan poco glamour* y, sin embargo, con un pasado tan noble.


* La RAE recomienda escribir "glamur" pero, ya lo siento, no me gusta nada.

domingo, 2 de noviembre de 2014

De cómo una palabra nos dice lo que no significa

Clotilde, de Sorolla

"Digo por favor, tranquilamente, por favor, de forma mesurada, me veo circulando a toda velocidad por una carretera de circunvalación, escuchando a fondo Saudade, canción descubierta recientemente, de la que no entiendo nada, aparte de la soledad de la voz, y de la palabra soledad repetida hasta el infinito, por más que me digan que la palabra no significa soledad, sino nostalgia, sino ausencia, sino añoranza, sino esplín, otras tantas cosas íntimas e incompartibles que se llaman soledad como se llaman soledad el carrito doméstico, el color de los aceites y vinagres, y el hombre que implora a su mujer bajo los neones."

Yeza, Rasmina: Felices los felices.