jueves, 26 de febrero de 2015

¿Cómo se llega de Francisco a Paco?

Employment Agency, de Raphael Soyer

Las abreviaturas de los nombres propios son frecuentes, pues el nombre de alguien cercano es una palabra que repetimos tan a menudo que lo lógico es que lo acortemos. A Teresa le llamamos Tere (o Maite en el País Vasco), a Javier, Javi (o Xabi) pero ¿a Francisco, Paco?, ¿de dónde sale este término? He encontrado la respuesta en el Diccionario del origen de las palabras, de Alberto Buitrago y J. Agustín Torijano (curioso que ninguno de ellos se llame Paco), y dice así:

"Durante la Edad Media (...) era normal que los copistas medievales escribieran, por ejemplo, Phranciscus o Phrancisco, y más considerando que utilizar el grupo ph y otros helenismos otorgaba un cierto prestigio cultural. (...) Como el material sobre el que se escribía -pergamino, piel, papel...- era muy caro y exigía una ardua y costosa preparación previa, los amanuenses se veían obligados a utilizar abreviaturas siempre que fuera posible, sobre todo en los nombres propios, de más fácil identificación para el lector, y así Phrancisco acabó siendo Phco. o Pco., igual que hoy lo convertimos en Fco. Bastaban una errónea transcripción, una mancha de tinta, un mínimo despiste o la necesidad de introducir una vocal para poder leer las ilegibles formas Phco. o Pco., para llegar primero a *Phaco y más tarde a Paco".

En esta tradición de abreviar nombres tengo mi pequeña historia, pues le puse a mi abuela un nombre por el que se hizo llamar por todos sus nietos. Aquí la razón no fue la economía de materiales, como en la Edad Media, sino el hecho de que le gustara más el nombre que le puse, Maita, que el que le correspondía, abuela. Y fue también cuestión de acortar un nombre que yo no sabía decir: "Margarita". Tengo mi mérito porque mi abuela se llamaba Felisa. 

martes, 24 de febrero de 2015

El salmón, exquisito

Al Prater, de Carl Moll

El lenguaje tiene muchos recursos, uno de los más utilizados en la arena política es el de contestar con "manzanas traigo" cuando te preguntan "a dónde vas". No es un recurso nuevo, como podrán ustedes comprobar en esta anécdota, corta, bien contada y elegante:

"Nos instalamos en el jardín, en dos grupos separados: la presidenta, acompañada por mi mujer, mis hermanas y otros familiares. En el otro grupo, el general con sus ayudantes, mi cuñado Tom Burns y mi hijo Gregorio. De Gaulle pidió naranjada. Le pregunté por el almuerzo que ese mismo día había tenido en el palacio de El Pardo y en donde conoció, por primera vez, a Franco. "¿Qué impresión le ha causado nuestro Jefe de Estado?". Me contestó: "El salmón, exquisito". Y continuó en silencio bebiendo su refresco."

G. Marañón: "El País", 8 de Agosto de 1981

viernes, 20 de febrero de 2015

Tocayo y tocaya

Sitting Nude 4, de Mieke Teirlinck

No sé si alguna vez se habrán preguntado por el origen de la palabra "tocayo", yo debo confesar que no, pero he aquí que el sorprendente José M. Iribarren explica en El porqué de los dichos que "tocayo" y "tocaya" tienen su origen en la fórmula que empleaban los romanos en el matrimonio, y lo cuenta así:

"Cuando la comitiva nupcial llegaba a la puerta de la casa del marido, éste, saliendo a su encuentro, preguntaba a la que iba a ser su esposa:
-¿Quién eres tú?
Y ella respondía con la frase sacramental:
-Ubi tu Cayus, ibi ego Caya.
Que significa: En donde tú seas llamado Cayo, a mí me llamarán Caya; esto es, allí donde tú y yo estemos seremos iguales, sin que nos diferenciemos ni en el nombre: tú Cayo y yo Caya; en una palabra, somos tocayos."

Un post digno del 14 de Febrero.

miércoles, 18 de febrero de 2015

Guantánamo Diary

Living Room, Scene 1, de Eric Fischl

Mohamedou Ould Slahi es un ingeniero nacido en Mauritania que fue detenido en 2001 y que todavía hoy, sin saber de qué le acusan, está preso en Guantánamo. Allí, en el verano de 2005 consiguió papel y lápiz y escribió un libro que ahora, tras no pocos percances, sale a la luz para horror de todos nosotros. Se titula Guantánamo Diary y recoge el infierno por el que su autor ha pasado y en el que todavía vive.

Tengo la costumbre de escuchar podcasts en inglés para practicar y aprender ese idioma, y en uno de ellos supe de la existencia de este libro. Este fin de semana, además, Antonio Muñoz Molina recogía la noticia en el suplemento Babelia de El País. Les recomiendo que busquen y lean este artículo porque es muy interesante.

El lenguaje, tan inocente y tan culpable, se adapta, culebrea y requiebra hasta dar con las voces asépticas, las que no duelen, las que disimulan... esas palabras torpes utilizadas por los que piensan que cambiando su traje, cambian la realidad que representan. Les dejo con esta cita de Muñoz Molina donde se aprecia la gran doblez con que se describen algunos procesos.

"Las trampas y los circunloquios verbales son una parte necesaria de cualquier política inconfesable. Había al parecer una guerra, pero los sospechosos de terrorismo islámico no eran prisioneros de guerra, porque eso les habría otorgado ciertos derechos, según las leyes internacionales: eran enemy combatants, lo cual autorizaba a mantenerlos detenidos sin límite temporal ni garantías. Y como eran combatientes enemigos, no prisioneros ni delincuentes -a un delincuente se le juzga y se le condena, si es hallado culpable, en un proceso público-, podían ser entregados a las policías secretas de países que por ser menos civilizados practicaban sin reparo la tortura, en infiernos clandestinos bautizados como black sites. En el lenguaje infame de la época, la entrega de los prisioneros a esos países colaboradores se llamaba extraordinary rendition, que suena más aséptico, y lo que se les hacía no era en realidad torturarlos: tan solo se les sometía a enhanced interrogation techniques, "técnicas reforzadas de interrogatorio", término que todavía suena mejor si, siguiendo la propensión administrativa de las iniciales, se le llama "E.I.T."."

lunes, 16 de febrero de 2015

¿Y si cambiamos el chip?

Tables for Ladies, de Edward Hopper

El Departamento de Política Lingüística del Gobierno vasco ha presentado una iniciativa para animar a los vascoparlantes a que la primera palabra que pronuncien cuando se encuentren con alguien, entren en una tienda o situación similar, sea en euskera. De ahí el eslogan "Eta txipa aldatuko bagenu?", que significa "¿Y si cambiamos el chip?".

Para comprender esta campaña hay que saber que el 79,7% de los niños escolarizados (educación primaria) en Gipuzkoa lo son en el modelo D, que tiene al euskera como lengua vehicular, mientras que aquellos que aprenden en castellano (modelo A) son el 9%*. Estos datos, que vienen siendo semejantes desde hace un par de décadas, suponen que la mayoría de la población guipuzcoana sabe euskera y, sin embargo, en la realidad es el castellano el idioma dominante, excepto en los pueblos pequeños de zonas vascófonas. De ahí que lo que la campaña pretende no es que más gente aprenda euskera, sino que lo hablen todos los que lo saben.

Una de las iniciativas de la campaña es una web en la que por medio de unos sketches se pueden ver algunas situaciones que el Departamento de Política Lingüística invita a cambiar, como por ejemplo: habría que tener más paciencia con los euskaldunberris (los que han aprendido euskera de mayores), no se debería hablar en castellano solo porque una persona de las presentes no entienda euskera (!) y se debería desterrar la costumbre de hablar con los niños en euskera y entre los mayores en castellano.

Esta campaña puede estar bien en su intención, pero me temo que poco o nada conseguirá en lo que a cambiar los hábitos lingüísticos de los vascos se refiere. La situación sociolingüística es mucho más complicada que todo eso.


* Datos de Wikipedia para el curso escolar 2012-2013

domingo, 15 de febrero de 2015

El español se entiende por teléfono mejor que el inglés

Portrait of Virginia Woolf, de Roger Fry

Gregorio Salvador en su libro Gente de Cervantes cuenta una anécdota que describe un aspecto del castellano en el que nunca se me había ocurrido pensar:

"Un hispanista norteamericano llama por teléfono, delante de mí, a un compatriota suyo, también hispanista, y mantiene la conversación en español. Entiendo que es una atención que me tiene, una cortesía lingüística por su parte, y cuando acaba se la agradezco, pero le digo que me parece excesiva y que, por favor, hable en inglés sin empacho. Se sorprende y me dice que él utiliza el español siempre que habla por teléfono y la otra persona lo domine, aunque sea anglohablante, porque telefónicamente el español es menos confuso, se entiende mucho mejor, requiere menos repeticiones y ningún deletreo y no da lugar a los frecuentes malentendidos que da el inglés. Algo a lo que suele dar lugar nuestra lengua son estas adhesiones y entusiasmos entre los hispanistas. Se lo digo y él me replica que nada más justificado y que todo lo que ha dicho es la pura verdad y que las intercomunicaciones a distancia requieren lenguas llenas, como el español, de corporeidad léxica y nitidez silábica. Con lo que está de acuerdo un joven hispanista japonés, que fue alumno mío en la Universidad Complutense, a quien le cuento el sucedido. Las dos lenguas cuya habla puede ser más fácilmente reconocida y correctamente interpretada por las máquinas son el español y el japonés, me  dice, y eso ellos, los japoneses, lo saben muy bien, y el español les gana con su sistema alfabético de escritura y con su ortografía coherente."

Curioso, ¿verdad?

jueves, 12 de febrero de 2015

La hache, una letra muy moderna

The Artist's Parents, de Raphael Soyer

"En el año 1870, republicanos españoles, contrariados por el hecho de que las Cortes Constituyentes hubieran votado la Monarquía como forma de gobierno, promovieron numerosos disturbios, motines y algaradas.

Un día la sedición estalló con violencia en una populosa capital levantina, cuyo gobernador -hombre de escasa instrucción, pero de gran energía- consiguió sofocar rápidamente. El gobernador telegrafió al ministro de la Gobernación, don Nicolás María Rivero la buena noticia y le anunció que le escribía, dándole detalles de su gestión. La carta, muy defectuosa de redacción y de ortografía terminaba así:

"Como digo al señor ministro, hayer dominé la situación, que se presentó dificultosa; si oy se repitiera, que no lo espero, el motín quedaría sofocado en el acto".

Don Nicolás María Rivero contestó a su subordinado, felicitándole por su actuación y ofreciéndole una recompensa; pero al final le decía: "No quiero concluir sin darle un consejo que le será útil seguir: la hache es una letra muy moderna; no es de ayer, es de hoy."

Iribarren, José María: El porqué de los dichos

martes, 10 de febrero de 2015

El lenguaje nos hace humanos

Baby at Play, de Thomas Eakins

Según Saussure, el padre de la lingüística moderna, la lengua es "un sistema gramatical virtualmente existente en cada cerebro o, más exactamente, en los cerebros de un conjunto de individuos". La lengua está en nosotros, es un inmenso tablero de plastilina cuyas celdas vamos llenando con sonidos que componen una palabra que da nombre a un objeto, una acción, un concepto, un sentimiento, una idea...

El lenguaje nos hace definitivamente humanos. Hay quien define al hombre como el único animal capaz de sonreír, otros dicen que es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra... pero yo creo que es la capacidad de hablar lo que nos hace únicos.

Marcos tiene 16 meses y empieza tímidamente a hablar, va nombrando las cosas con palabras, en general, formadas por dos sílabas repetidas: mama, papa, pípi (pajarito), popo (coche); ha descubierto un talismán que le sirve para todo: "oto" (otro), y a veces enuncia una frase completa, que vaya usted a saber lo que quiere decir pues no somos capaces de entenderle, lo que no significa que él no esté pronunciando una frase, es solo que él y nosotros todavía no nos hemos puesto de acuerdo acerca de la relación entre los sonidos y el significado.

La capacidad de expresarse de Marcos es una sorpresa que se repite con cada niño que comienza a hablar. Es curioso pensar que podría hablar cualquier idioma. Dirá "ponido" y "rompido" como hemos dicho todos, porque en ese espacio de plastilina que guarda en su cabeza, la estructura del lenguaje busca la regularidad y aborrece las excepciones. Y no por más sabido será menos sorprendente. Nos espera un espléndido tiempo de asombro y alegría.

jueves, 5 de febrero de 2015

¡No es nada lo del ojo... y lo llevaba en la mano!

La femme au chapeau de paille, de Alfred Stevens

José M. Iribarren en El porqué de los dichos explica el significado del dicho ¡No es nada lo del ojo... y lo llevaba en la mano!, expresión que siempre me ha parecido excelente para describir un hecho al que se le da poca importancia y sin embargo, la tiene y mucha. 

"Alude a algún personaje que perdió el ojo, por accidente o en pelea, y que, llevándolo en la mano, a la vista de todos, trataba de quitar importancia al gravísimo percance.

"Correas en su Vocabulario de Refranes, no cita esta expresión, pero cita varias de la misma índole y significado, como las de: No es nada la meada, y calaba siete colchones y una frazada. No es nada la meada, y calaba siete colchones y una manta, y hacia campanitas en el suelo. No es nada la meada: calaba siete colchones y nadaba un buey debajo. No es nada, que del humo llora. No es nada, sino que matan a mi marido. No es nadilla y llegábale a la rodilla.

"El padre Isla, en su famosa obra Fray Gerundio de Campazas, al hablar del sermón que Fray Gerundio predicó en su pueblo, cita el dicho No es nada lo del ojo, y llevábalo de fuera."

domingo, 1 de febrero de 2015

Acento Robinson

Le Paravent Doré, de James Whistler

Michael Robinson es un tipo que me cae francamente bien. Es cercano, agradable, simpático... pero me cuesta comprender que lleve tantos años en España y hable tan mal español. Cuando supe que iba a hacer un programa en la SER, la sensación fue también contradictoria, seguro que el programa es interesante -pensé- pero... ¿cómo es posible que un tipo que habla tan mal haga un programa de radio?

El nombre del programa, sin embargo, "Acento Robinson", es todo un hallazgo, pues juega con reconocer el pedazo de acento que tiene nuestro antiguo jugador del Osasuna con el otro significado de "acento" que es 'poner énfasis en una idea determinada'.

Quizás, después de todo, lo mejor que podríamos hacer los españoles es tomar ejemplo de Michael Robinson, olvidar nuestro sentido del ridículo y chapurrear inglés a la menor oportunidad que se nos presente. Solo así, algún día conseguiremos obtener rentabilidad a tantas clases de inglés como hemos recibido.